¿Pero a quien crees que engañas?
Mientras unos gritan entre llamas vas mutilando despacio a una democracia, que ya no se atreve a salir de sus infiernos y el miedo la muerde hasta los huesos, mientras patrullas destrozan bajo órdenes de hierro, y te preguntas que papel te ha tocado en este entierro.
No esperes de nadie.
Abraza tu rumbo al caminar y deje a tus garras salir si fuese necesario.
Si fuese necesario obliga a tus alas salir de tu espalda y volar.
No esperes de nadie, que nadie te espera.
Y mi corazón vive una llama inextinguible. De mi se apodera de la rabia redomada y con voluntad me obligo a respirar, a desenmascarar la falsa, pues son sombras, solo sombras, proyectadas.
Y en esta broma sin gusto pierde antes el que tira antes la toalla.
Y solo en la oscuridad se ven las estrellas claras recogiendo sus destellos hacia la luz la soberana.
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