Odio todo de ti.
Odio que hagas que me sienta tan jodidamente miserable por el simple hecho de que tú roces la perfección. De que hagas de las cosas más simples lo más extraordinario y no te des ni cuenta de ello porque lo llevas al curso natural de las cosas, mientras yo sigo siendo la que cruza la linea divisoria desde la razón a la locura sola. Odio que me mires de esa forma, que me hace sentir tan pequeña frente a un gigante descomunal que haga que me pierda en mi misma. Y con ello odio tus ojos, su color, su expresión, y sobre todo que caiga una y otra vez rendida a ellos y no sepa como levantarme.
Odio que siempre tengas la razón en todo y que seas tan absolutamente inteligente y te des cuenta de todo mientras yo solo divago ya sea con o sin propiedad sobre temas que tú y yo sabemos que no llevan a ninguna parte y que quien sabe a quien le importan. Así que también tengo que decirte que odio que seas tú quien toque la realidad mientras yo voy cada vez mas lento distrayéndome por un camino que simplemente está repleto de tal vez cosas inocuas que yo soy capaz de hacer peligrosas.
Odio tu pelo, tu cara, te odio a ti por el simple hecho de que me encantes. Odio comprenderte y que no me comprendas y odio equivocarme en todo.
Odio que no me creas cuando te digo que te quiero, odio quererte y sobre todo...
Odio no poder ni querer odiarte.
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